El 20 de marzo de 2020, justo el día que se decretó a nivel nacional el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, comenzó la primera producción oficial de la empresa. Con una pequeña manga pastelera, producíamos entre 20 y 30 frascos por día de pasta de maní, que luego vendíamos por redes sociales y distribuíamos casa por casa. Hoy, sólo 3 años más tarde, producimos 3500 frascos por hora con procesos y maquinaria automatizada y pasamos de ser un pequeño emprendimiento a ser una empresa con 46 empleados que exporta a Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Uruguay y Chile. 

¿Cuáles fueron los principales impulsores de este rápido crecimiento? A mi criterio fueron dos. En primer lugar, haber partido de un profundo análisis y un estudio de mercado que nos permitió arrancar con bases sólidas y poder afrontar de la mejor manera el posterior crecimiento exponencial de la demanda. Si bien comenzamos llenando frascos con una manga pastelera, siempre visualizamos una empresa mucho más grande. Ganamos mucho tiempo al haber arrancado con un proyecto ya armado y una pequeña fábrica ya montada.

Otro factor clave que impulsó nuestro crecimiento fue arriesgarnos, tirarnos a la pileta y asumir el riesgo de contratar empleados y de trabajar 15 horas por día en plena pandemia. Podríamos habernos quedado cumpliendo únicamente la planificación que habíamos hecho, pero quedarse en la zona de confort no implica crecimiento; para ser grandes hay que animarse e ir por ello.

Desde entonces, vamos superando desafíos todos los días, algunos mayores y otros menores, pero estamos en un proceso de aprendizaje constante, buscando adaptarnos de la mejor manera a los cambios y dinamismo de la economía argentina. 

Uno de los aspectos clave para liderar este proceso de rápido crecimiento ha sido la asignación de recursos. Siempre se priorizó la producción, la calidad y el área comercial. Haciendo foco en estas tres áreas y desarrollándolas de manera efectiva es como se fueron generando cada vez más recursos para asignarlos a las demás áreas, las cuales hoy hacen que la empresa funcione de la mejor manera. Apuntamos a crear cimientos sólidos en las áreas que a nuestro criterio componen la base del funcionamiento de la empresa y de ahí todo lo demás que nos hacer superarnos y ser mejor día a día.

El factor humano es un punto más que importante en toda empresa que nace. Es parte también del quiénes somos y hacia dónde vamos.  Por eso, otro aspecto clave en que hicimos mucho foco es el desarrollo de la cultura empresarial. A medida que la empresa creció siempre buscamos predicar desde el ejemplo. Nunca se nos cayeron los anillos por ponernos a la par de un empleado a trabajar ni por salir a buscar asesoría y consejos en aquellas áreas en las cuales no éramos expertos. Eso sumado a un ambiente laboral agradable, flexible y adaptable hace que funcionemos como un ecosistema al cual cada vez que ingresa una persona nueva se adapta de la mejor manera.  

Si me detengo a reflexionar sobre cuáles han sido las habilidades clave para liderar una startup de rápido crecimiento elijo centrarme en el liderazgo para tomar decisiones en momentos difíciles, el trabajo en equipo para generar sinergia y la humildad para aceptar cuando no se es experto en un área y buscar a alguien con mayor experiencia para que te enseñe y te allane el camino. 

Por último, a los emprendedores que estén liderando una startup de rápido crecimiento me gustaría decirles en primer lugar que confíen en ellos mismos y su proyecto; en segundo lugar que creen cimientos sólidos para poder crecer y mantenerse en el tiempo y por último que se dejen ayudar y acompañar por personas con experiencia. 

*La columna fue escrita por Emanuel Fellay, socio fundador de Entrenuts.