A medida que la tecnología avanza, se adentra cada vez más en el núcleo de las organizaciones, ofreciendo oportunidades significativas para mejorar la eficiencia operativa, introducir servicios y productos innovadores, facilitar la toma de decisiones y elevar la experiencia del cliente. Algunas de estas tecnologías permiten la automatización de tareas repetitivas, análisis avanzado de datos e incluso la creación de entornos virtuales inmersivos.
La adopción de estas innovaciones no solo otorga una ventaja competitiva, sino que también permite a las compañías adaptarse a las cambiantes demandas del mercado, fortaleciendo así su posicionamiento en la era digital.
Sin embargo, al haber tantas herramientas disponibles que solucionan temas tan diversos, puede resultar difícil determinar por dónde empezar. Incluso en el proceso, es probable que sintamos que estamos dejando pasar oportunidades valiosas, como el actual auge de la Inteligencia Artificial (IA).
La transición hacia la transformación digital se asemeja más a una maratón de 42 kilómetros que a una carrera de 100 metros. Mientras algunas empresas están más adelantadas en este proceso, otras aún están en fases iniciales. Según una investigación de Experis, 7 de cada 10 organizaciones en el mundo ya han implementado nuevas tecnologías como IA, Realidad Virtual (RV) y aprendizaje automático. No obstante, todas reconocen la necesidad de adoptarlas de manera progresiva para mantener su competitividad en un entorno empresarial cada vez más digitalizado.
En este contexto, los líderes tienen la responsabilidad de entender cuáles son las herramientas disponibles que pueden beneficiar a sus negocios, y luego, deben diseñar un plan estratégico para la implementación, no sin antes evaluar la cultura existente y la capacidad de adopción tecnológica de la empresa.
Como sucede en todas las organizaciones, tendremos colaboradores muy reticentes a los cambios, que quieran seguir con el estatus actual y otros entusiastas, a los que les guste adoptar nuevas tecnologías. Por eso, y especialmente si estamos en fases incipientes de transformación, es importante armarse de un equipo apasionado que pueda ir contagiando al resto la adopción digital y las innovaciones realizadas.
Además, es esencial comunicar los objetivos, logros y pasos a seguir. Mostrar avances incrementales será fundamental para fomentar la adopción y adaptación a nuevas herramientas, a menudo acompañadas de cambios en los procesos. La medición continua de resultados será la base para la siguiente fase.
Por otra parte, la implementación de algunos conceptos de metodologías ágiles nos permitirá acelerar el proceso, aumentar la adaptabilidad, reducir riesgos y mejorar la satisfacción del usuario, contribuyendo así al éxito de la iniciativa de transformación digital y al logro de los objetivos propuestos.
La falta de adopción de tecnologías puede volver a las organizaciones obsoletas en un entorno empresarial altamente competitivo; ya que su incorporación proporciona eficiencias operativas, velocidad y agilidad en la operación y capacidad de adaptación, factores fundamentales para la supervivencia a largo plazo. Asimismo, contar con un equipo preparado para adoptarlas es tan crucial como tener acceso a las herramientas, porque si logramos implementarlas y luego las personas no las utilizan, seguramente habrá pérdida de eficiencia, incapacidad para satisfacer las expectativas del cliente y riesgo de quedar rezagado frente a la competencia.
*La columna fue escrita por Marcelo Roitman, Managing Director de Experis