Tras llevar adelante una transformación en su negocio y agregar el foco de la exportación dentro de sus prioridades; Santiago Casas, Country Manager de Nestlé para Uruguay, se refiere a las nuevas oportunidades que se abren gracias a la nueva planta industrial de la compañía en el país.
¿Cómo define la transformación industrial que impulsa Nestlé desde su nueva planta en Uruguay?
Nestlé hace varios años que viene con un lineamiento claro de Performing While Transforming (actuar mientras nos transformamos), que contempla desde los procesos a la forma de trabajar y los modelos de negocio en toda nuestra cadena de valor.
En el caso particular de Nestlé Uruguay, la transformación más importante se dio cuando pasamos de estar enfocados 100% en el consumo local, a abrir las puertas del café al mundo, llegando a exportar a 15 países en los cinco continentes.
Lo más importante es que hoy, desde nuestra nueva planta del Parque Industrial Zona Este, exportamos un producto con valor agregado. Uruguay no es un país productor de café y hoy lo exporta, eso da muestra de las posibilidades y de la reinvención.
Desde hace casi 50 años cuando se instaló en el país, Nestlé fue evolucionando al incorporar nuevas categorías de productos y desarrollar marcas líderes como Vascolet, Bracafé y El Chaná, es decir que desde hace muchos años venimos con un dinamismo muy fuerte.
La fábrica empezó a operar en 2018, desde ese año la exportación de Nescafé tostado y molido a Argentina aumentó, y en 2020 empezamos a exportar café Starbucks al mundo.
¿Qué particularidades tiene esta planta?
Su instalación fue un punto de inflexión porque incorporamos tecnología de primer nivel para la producción de café y el proyecto incluía la posibilidad de tener una línea exclusiva para Starbucks.
Tenemos que tener en cuenta que en el mundo Nestlé sólo hay cuatro fábricas que producen este café para consumo en el hogar, y una está en Uruguay y fue seleccionada para ser fábrica exclusiva en Latinoamérica.
Requirió una inversión de más de US$ 35 millones, equipamiento de alta eficiencia y un montón de iniciativas alineadas con la sustentabilidad, como recupero de agua de lluvia, iluminación 100% led, etcétera.
Todo responde al propósito de Nestlé de desarrollar el poder de la alimentación para mejorar la calidad de vida de todos hoy y para futuras generaciones.
Esta transformación busca responder a las necesidades y preferencias de los consumidores, creando valor en los lugares donde operamos.
¿Cómo impactan estos cambios en el modelo de negocios de Nestlé?
El impacto es grande. Hoy exportamos entre el 25% y el 30% de lo que producimos, pero nuestro core también sigue siendo el mercado local. Tenemos un balance interesante entre producción y exportación, y también entre importación de materias primas y producción local.
¿Cuál es el aporte del talento local para lograr este cambio de paradigma?
La apuesta que hicimos a nivel de desarrollo de capital humano fue importante, porque junto a las nuevas tecnologías también generamos nuevas capacidades.
Hoy el talento que tenemos es un motivo de orgullo porque se trata de un equipo capaz de exportar conocimiento ofreciendo soporte a distintas plantas de Latinoamérica.
Nos convertimos en una fábrica de primer nivel, no solo exportamos valor agregado sino también conocimiento y know how.
¿La cadena de valor local es lo suficientemente robusta como para acompañar los cambios?
Tenemos proveedores locales e internacionales.
En el ámbito local la cadena de valor ha ido acompañando la evolución y en los casos más rezagados seguimos colaborando para encontrar soluciones en conjunto, fundamentalmente en una dimensión muy importante para la compañía como es la sustentabilidad, donde tenemos buenos ejemplos de desarrollo de proveedores locales. Sin duda, nuestra cadena de valor es un aliado.
En este sentido, ¿qué fortalezas tiene Nestlé dentro de la región?
Uruguay tiene un rol importante en la región.
A pesar de que las dimensiones del mercado no permiten encontrar gran escala, sí permite la customización y flexibilidad, dando paso a otras oportunidades.
El desarrollo del café tostado y molido es un ejemplo: en tres meses creamos un nuevo blend exclusivo y acorde a las preferencias de clientes clave. Las dimensiones del mercado local son positivas para estos desarrollos y para convertirnos a futuro en un test hub regional.
Entendimos esta realidad y supimos transformarla en una oportunidad. Las dimensiones del mercado no permiten encontrar gran escala, pero sí la customización y flexibilidad, dando paso a otras oportunidades.
Foto: Nicolás Garrido
*Este artículo fue publicado originalmente en Forbes UY del mes de Junio de 2024