La carrera ya empezó y cada día cuenta. HSBC quiere convertirse en un banco totalmente libre de carbono para 2050, un objetivo a largo plazo que exige esfuerzos a diario durante los próximos 27 años. Esa convicción implica reducir a cero las emisiones de este gas de efecto invernadero en todos sus procesos y operaciones.
En el caso de HSBC, la meta se divide en dos. Por un lado, proyecta en 2030 neutralizar por completo su propia huella de carbono. Pero su ambición hacia 2050 es aún mayor: contagiar esa transformación a todos sus clientes, desde la startup o pyme hasta la empresa más grande.
Nuestro mayor impacto estará en transformar a nuestros clientes. Por la posición que tiene HSBC, con más de 60 millones de clientes en los más de 60 países donde opera, eso significa transformar la economía global, explica el CEO de HSBC Uruguay, Geoffrey Fichte.
Para el ejecutivo, el camino hacia las finanzas sostenibles será la mayor transformación de la banca que vivirá su generación. Tan ambiciosa como la meta es la inversión: acompañar a todos sus clientes actuales y futuros en la transformación requerirá un monto de un billón de dólares —un millón de millones— en financiamiento, unas 15 veces el Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay.
Efecto contagio
HSBC Uruguay tiene un papel importante en toda esta transformación. Fue el primer país en crear una calculadora de huella de carbono para sus clientes —en alianza con The Carbon Sink—, un instrumento que se está exportando a otras operaciones del grupo.
Tanto Fichte como Sebastián Mauri, líder de Finanzas Sustentables del banco, califican también como hito para HSBC la emisión del bono indexado a indicadores de cambio climático.
Fue la primera vez que el país publicó sus metas y hay un premio o castigo, dependiendo de si se cumplen o no. Fue un modelo muy exitoso a nivel global, apunta Fichte.
La iniciativa de HSBC aplica a todo tipo de empresas y también a personas físicas: autos eléctricos, energías renovables, empresas que trabajen con el concepto de economía circular.
Por ejemplo, quien tenga una hipoteca con HSBC, automáticamente califica para una segunda línea de crédito para hacer mejoras sostenibles en su casa, como instalar paneles solares o una estación de carga de auto eléctrico. El banco, entonces, ha otorgado créditos verdes tanto a pymes por US$ 100.000 a varios años como a proyectos a través de los bonos del gobierno por US$ 2.500 millones.
No hay lugar para el greenwashing o marketing verde ilusorio. Cada crédito sostenible otorgado está acompañado de métricas para comprobar que la empresa o persona va cumpliendo con los objetivos planteados. Ese el único camino para mantener los beneficios, que varían en función de cada caso.
El cliente tiene que rendir cuentas y si no cumple alguna métrica podría cambiar la tasa. Ya no es un crédito verde con financiamiento a una tasa mejor y en mejores condiciones; se revierte a un crédito que no es sostenible. Es una transición. Queremos incentivar y premiar para que las cosas cambien.
Para alcanzarlos a todos, el primer paso de la estrategia es la concientización, subraya Mauri: Tener conversaciones valientes con los clientes, cuestionarlos, hacerles entender que la oportunidad de cambiar es ahora, con todos los beneficios, estímulos fiscales de todo tipo, préstamos con condiciones flexibles en un mercado que te lo pide y al cual podemos ofrecer el conocimiento y amplia experiencia de nuestra red internacional.
Mauri resalta que hoy todo es oportunidad para tomar acción", ya que quizás dentro de unos años (tomar estas decisiones) sea obligación; es mejor adelantarse. Una clara señal en este sentido es que a partir de 2023 la Unión Europea pone en funcionamiento el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera, que gravará con mayor carga impositiva los bienes importados con huella ambiental.
Cualquier compañía que tenga un proyecto sostenible —aunque la empresa todavía no lo sea— califica para recibir créditos verdes. Con algunos clientes encontramos que no hay falta de transformación por problemas económicos, sino porque desconocen qué tecnologías hay, qué pueden hacer en su sector de actividad o dónde están las oportunidades de mejora. Ahí también tenemos un rol importante, señala Mauri.